miércoles, 10 de agosto de 2011

Ser un buen orador.

Eduardo Criado, gran cómico y orador, nos dio las claves para ser unos buenos oradores en su conferencia sobre “Cómo hablar en público hoy”.  

Según él, existe un temor generalizado a la hora de hablar en público. Por una parte tenemos miedo a la soledad, por otra al público y, finalmente, al cambio. Para combatir estos temores, afirma que hay, básicamente, tres variables a tener en cuenta a la hora de hablar en público: el ritmo, la variedad y la seguridad, por ejemplo, las frases cortas transmiten más seguridad que las largas.
A continuación, os muestro las partes que ha de seguir el orador para conseguir una buena comunicación con el auditorio:
1.      Elementos:
a.       Orador
b.      Tema
c.       Auditorio

2.       Objetivos:
a.       Entretener
b.      Informar
c.       Convencer
d.      Motivar

3.       Fases:
a.       Inicio: impacto
b.      Vinculación: aceptación del orador por parte del auditorio.
c.       Definición: centrar el tema, ideas claras.
d.      Valoración: convencer al auditorio.
e.      Colaboración
f.        Motivación: lo más importante de la comunicación.
g.       Final: consolidar

4.       Habilidades:
a.       Preparación: conocer bien el tema y planificar todo con orden.
b.      Naturalidad: ser uno mismo.
c.       Concisión: ser claro y conciso (no salirse del tema utilizando frases cortas: decir de qué voy a hablar, de qué estoy hablando y de qué he hablado).
d.      Ilustración: respaldar lo que se dice con: evidencias, casos reales, incidentes, analogías, objetos, gráficos, visuales (películas, diapositivas, etc.), etc.

Estoy de acuerdo en que todos y cada uno de estos puntos expuestos son necesarios e importantes para llegar a ser un buen orador. En cambio, me sorprende que no se comente nada en toda la conferencia sobre un tema sumamente relevante como es el de la comunicación no verbal. En la mayoría de ocasiones, no sólo es importante lo que se dice, sino el cómo se dice.

Pongamos un claro ejemplo. Imaginaros que asistimos a una exposición sobre “x” tema y que el orador utiliza frases cortas al hablar, cosa que transmite seguridad. Sin embargo, éste no mira al público cuando habla, sino que centra su atención en puntos muertos, es decir, no hay contacto visual directo con el auditorio y éste percibe su inseguridad. Lo mismo ocurre cuando los el ritmo de los gestos y la línea que éstos trazan no coordinan con lo que se está diciendo.

Y es que el cuerpo también habla sin hablar y no lo deberíamos olvidar.

“Se nace poeta. Se llega a orador”.
Eduardo Criallo

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